A solos horas de terminar un ciclo y empezar otro, a tan solo unos pasos de comenzar un nuevo año, existe en nosotros unas ganas inmensas de proyectar nuestros deseos, rondan en nuestras mentes una lista interminables de acciones, gestos y actitudes que hacen que nuestro próximo año sea mejor que el que estamos viviendo en este momento.
La mayoría del tiempo nos pasamos la vida pensando que un día futuro conseguiremos desarrollar nuestros propósitos. Ser quienes soñamos ser, es algo lejano a nuestro presente. Solemos pensar que aunque estamos en el camino exacto, si trabajamos lo suficientemente duro, llegaría el día en que todo sería más fácil, podríamos relajarnos y orientarnos en lo que realmente queremos hacer. Muchas veces sentimos que la vida que llevamos por mediocre que parezca es el puente para construir nuestro destino. Ese otro destino.
Pero con el paso de los años, nos damos cuenta de lo equivocados que estamos en ese planteamiento. En realidad, podemos comprobar que no cambian significativamente las cosas para aquellos que mantienen este tipo de mentalidades. Podemos pasarnos la vida agotados en empeño, esperando mientras vemos que siempre aparece más trabajo pesado y la meta parece alejarse un poco más.
Entonces por que esperar?.
No te engañes. Deja de ponerte escusas y esperar a que llegue el momento perfecto para empezar a vivir tu sueño, pues no llegará. Toma las riendas y hazlo ahora. Hoy mismo. A través de pequeños gestos. Una hora todos los días.
Haz lo que siempre soñaste hacer y no haces porque: no tienes el dinero suficiente para darte el tiempo. O pospones para cuando tus hijos sean mayores y te dejen libertad. O para cuando hayas acabado con tus obligaciones…La falta de dinero o las obligaciones familiares nunca han detenido a un hombre que realmente quisiera hacer algo. Pero ofrecen excusas perfectas al que no está a la altura del reto creativo para desarrollar el sueño. Haz aquello que te encante, aquello para lo que has nacido. Lo que te hace vibrar y sentirte totalmente conectado. Lo que sientes en tu corazón pero que las rutinas diarias parece que te impiden.
¡Inténtalo y observa! Tal vez descubras que la experiencia no es como esperabas y al final pierdas el interés. Puede que te des cuenta que en realidad, lo que hemos hecho todo ese tiempo es desperdiciar la vida a través de una fantasía respecto a lo que podría ser, pero no tenemos ni la disciplina ni la creatividad suficiente para darle forma. Y es mucho más fácil poner excusas. Es más cómodo quejarse y soñar despiertos. Este es uno de nuestros mecanismos más sutiles para crearnos sufrimiento.
¿Estás realmente dispuesto a dar lo mejor de ti mismo?
¿Estás preparado para desarrollar tu propósito?
Empieza con una hora al día, a dar lo mejor de ti mismo. Independientemente de cual sea tu camino. Bailando. Pintando. Entrenando tu deporte. En tu práctica espiritual o de yoga. ¡¡¡Solo hazlo!!!
Los hombres que han vivido vidas significativas nunca esperaron, ni al dinero, ni a la facilidad de oportunidad, ni a la seguridad. Sino que pasaron a la acción alineados con lo que salía de sus tripas. Cada momento que esperas es un momento que tiras a la basura.
Pero sobre todo, un veneno que debilita tu autoestima y tu coraje, tan necesarios para desarrollar tu verdadera misión.
Disfruta de cada momento, disfruta de cada respiración, de cada exhalación, solo pasan una vez. La siguiente vez será todo diferente.
«Vive en el presente.»
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