Aprender y no depender: entrevista a Emilce Azzarello ¿Qué es el yoga? ¿Es una práctica que solo consiste en mover el cuerpo mirándose a un espejo para ver si se hace bien? Para nada. Primero, porque en una sala de yoga no deberíamos tener un espejo. Deberíamos ser capaces de observarnos desde el interior. Segundo, porque cuando practicamos yoga, sea del tipo que sea, no solo movemos nuestra parte física, sino también nuestros órganos, sistema inmunitario, nervioso, etc. A todo eso se añade la parte mental. Considerando esta totalidad, es básico elegir bien la maestra o maestro si se padece un cáncer.

Aprender y no depender: entrevista a Emilce Azzarello ¿Qué es el yoga? ¿Es una práctica que solo consiste en mover el cuerpo mirándose a un espejo para ver si se hace bien? Para nada. Primero, porque en una sala de yoga no deberíamos tener un espejo. Deberíamos ser capaces de observarnos desde el interior. Segundo, porque cuando practicamos yoga, sea del tipo que sea, no solo movemos nuestra parte física, sino también nuestros órganos, sistema inmunitario, nervioso, etc. A todo eso se añade la parte mental. Considerando esta totalidad, es básico elegir bien la maestra o maestro si se padece un cáncer.

Acudir a las personas adecuadas

Es fundamental que sepamos lo que estamos haciendo para no dañar otra parte de nuestro cuerpo, y por esta razón es primordial acudir a profesionales formados en ejercicio físico oncológico durante o tras un cáncer, al menos al principio, porque no todo vale y a pesar de que los médicos aconsejen movernos, hay que llamar a las puertas adecuadas.

Elmice Azzarello es profesora de diferentes tipos de yoga, meditación y ayurveda bajo el nombre de Manshant Kaur. Ha impartido clases de yoga oncológico en centros especializados como el MD Anderson Center en Madrid. Emy, como se la suele llamar, recuerda haber estado en contacto con el cáncer desde su infancia en Argentina porque su madre cuidaba de pacientes oncológicos. “La enfermedad llegó a mi vida de manera muy bonita porque mi mamá trabajaba en un hospital por la mañana y por las tardes iba al domicilio de pacientes para dar tratamientos y cuidados específicos. Para poder pasar tiempo con ella, la seguía y me quedaba haciendo mis deberes en el coche. A veces me bajaba porque nos invitaban a tomar una merienda. Ha sido una manera diferente de conocer esta enfermedad. Para mí era como un juego, iba a ayudar a mi madre, pero ella me decía que solo tenía que sonreír, nada más.” Esta situación, que podría parecer complicada para una niña desde fuera, fue para Emilce una suerte porque le ha enseñado de manera muy natural una situación real de la que nunca o poco se habla.

Callar el dolor

Hablar de temas como el cáncer de manera abierta permite a las personas que lo padecen quizá sentirse mejor en entornos que les inspiren seguridad. “Sostener esta situación de otra manera es muy bonito”, me cuenta Emy, a quien su mamá le enseñó a meditar a los ocho años. ¡Vaya suerte! Y ella repite la misma experiencia con sus hijos de 9 y 4 años. Cuidar de los demás siempre ha sido muy natural en su familia y seguramente es una de las razones que la han empujado a dedicar gran parte de su tiempo a pacientes oncológicos.

Abrir su mente para ayudar

Emy se ha formado al lado de profesoras especializadas en yoga oncológico. Además completa sus talleres con meditación con cuenco de cuarzo biaural, que permite a sus alumnos relajarse, liberar tensiones sin hacer ningún esfuerzo. Emilce ha impartido sus clases en centros privados como el MD Anderson, pero los centros públicos no quieren saber nada del tema. Hace falta todavía mucho trabajo para hacer comprender que el yoga y la meditación no son técnicas del demonio, sino una manera de ayudar a las personas que sufren a moverse y a relajarse gracias a técnicas milenarias. Si queremos humanizar la sanidad, empecemos a escuchar las necesidades de las personas, y no a interpretarlas desde la negación. Es solo mi opinión desde hace más de 10 años y, por desgracia, España es uno de los pocos países europeos que no lo entienden. En la actualidad, Emy ofrece talleres en su propia casa, en la que ha instalado un estudio de yoga, pero también en diferentes escuelas, porque cuando un paciente llega a un estudio, no se suele saber dónde ubicarlo porque sus necesidades son diferentes de las de los demás.

Hacer ejercicio

Como decía, los oncólogos cada vez más recomiendan a sus pacientes que se muevan. El entrenamiento de fuerza es un básico indispensable pero hay días en los cuales no podemos realizar un entrenamiento fuerte y las actividades cuerpo-mente vienen muy bien. Las investigaciones lo demuestran: disminuyen la fatiga, mejoran el sueño y hasta pueden prevenir la depresión. Pero es fundamental elegir bien. “Como el médico me aconseja practicar ejercicio, dejo al paciente en cualquier clase, y allí está el error”, afirma Emy. En el caso del yoga, no es lo mismo enseñar hatha yoga, por ejemplo, que enseñar yoga oncológico. “Los patrones son diferentes entre una clase y otra. Cuando entran a clase, les hago rellenar una ficha que me permite entender sus desequilibrios y necesidades. A partir de esta información, diseño mis clases en función de cada respuesta. Desde allí, imparto el yoga kundalini, que permite hacer un ejercicio cardiovascular además de mover el cuerpo a través de pranayama [respiraciones]. Trabajo con sillas, en el suelo, etc. No solo practicamos un yoga terapéutico, porque abro este espacio también al hatha yoga, a la meditación, etc.

Crear conciencia 

En clase puedo explicar la importancia del oxígeno que transmito a mi cuerpo y su papel en mis órganos, porque lo que movemos durante una clase es todo lo que compone nuestra constitución”, me explica Emilce. Qué importante es esto. Significa que el cardio no solo es sinónimo de maratón, runningspinning y otras actividades que pueden acabar con nosotros en el intento. No, se puede practicar un ejercicio cardio a base de respiración, como puede ser la respiración del fuego, por ejemplo. No necesitamos machacarnos para cumplir el requisito de práctica cardio que se nos aconseja. Emy tiene una manera muy especial de enseñar su especialidad porque toma el tiempo de escuchar a sus alumnos, de observarles y de acompañarlos. Obviamente estamos lejos de lo que podemos ver en muchos estudios de yoga porque la cantidad de alumnos presentes impide cualquier personalización de la enseñanza. Va a juego con este momento existencial que vivimos. Más vale el rendimiento que la escucha. Curiosamente, Emy hace un yoga personalizado al igual que los médicos que buscan tratamientos personalizados…

Cuencos

Emilce utiliza cuencos durante su práctica.

Intercambio

La persona diagnosticada tampoco debe temer explicar su situación cuando llega a un gimnasio, por ejemplo. Está claro que lo único que se quiere es volver a una vida normal, pero ¿está preparado el cuerpo? Quizá necesita más tiempo y ejercicios más específicos para volver a esta añorada normalidad. “Falta mucha comunicación para explicar en qué consiste el yoga y cómo se trabaja”, precisa Emy. “En cuanto a mis clases, según la patología de mis alumnos, hago variantes de un mismo ejercicio. Esto hace parte también de mi trabajo: dar a cada uno la oportunidad de realizar ejercicios según sus posibilidades para que nadie se pueda sentir apartado del grupo”. El grupo, otra vez esta palabra muy presente cuando se trata del cáncer. A pesar de que cada uno viva su enfermedad a su manera, hace parte y está sostenido por el grupo. “Por ejemplo, en un ejercicio de pranayama, voy a explicar cómo el aire influye en mí y cómo afecta a mi estado mental. Si estoy muy agobiado, respiro y contengo para no explotar como los niños. Pero si lleno mis pulmones al máximo, lo veo todo de manera muy diferente. Y solo he hecho una respiración. Si cada día voy haciendo este ejercicio, tomando tres respiraciones para empezar y seguir aumentándole, voy a cambiar el estado de mis órganos internos, el estado de mi mente, y me voy a encontrar más tranquila, más intuitiva porque voy a poder observar con más claridad lo que pasa desde mi mente. Son pequeñas cosas que hacen que se vaya modificando mi estilo de vida, y es lo que pretende el yoga.

Aprender y no depender: base del yoga oncológico 

La meditación permite integrar lo que has practicado durante el yoga si lo haces después de una clase. “En mis clases, siempre incluyo una parte meditativa, no hago solo trabajar el cuerpo. Cada mes, trabajamos un tema que va cambiando según las épocas del año. La parte de ejercicio físico va a estar relacionada con un órgano específico. Por ejemplo, en noviembre han sido pulmón y corazón. En la parte de meditación también voy a trabajar sobre ellos. Energéticamente, el pulmón tiene que ver con la tristeza. También trabajamos sobre nuestras intenciones. Puedo tener la intención de incluir hábitos saludables en mi vida, pero a lo mejor mi hábito mental no me deja.

Se puede practicar un ejercicio cardio a base de respiración como puede ser la respiración del fuego, por ejemplo.

Te voy a dar un ejemplo: si soy una persona muy nerviosa, depende de cómo me encuentre, porque mis estados mentales van a afectar mucho a mi vitalidad, y eso en otoño por ejemplo se suele notar bastante, se puede hacer este ejercicio (cf. final artículo) para tranquilizarme. Es muy importante que podamos descansar, y el insomnio es uno de los patrones que las personas en proceso oncológico padecen. Con este ejercicio, ayudo al descanso. Se puede hacer en cualquier momento del año o del día, siempre y cuando tengas el estómago vacío. Estas pequeñas informaciones son muy básicas en una clase de yoga y a menudo ni se las explica al alumno, pero me parece que es crucial entender lo que estamos haciendo. Lo enseño para que mi alumno aprenda y no dependa.

Avatar EmilceEmilce Azzarello, Manshant Kaur

Respirar para estar y sentir

La respiración es otro de los temas de los cuales pasamos por completo. Grave error, porque nos pueden cambiar la vida. “Estas respiraciones te van a llevar a un estado meditativo si lo haces repetidamente. No es una meditación en sí, pero te va a permitir calmar tus sentidos, que lleves tu mente al estado presente, bajes este ruido mental que tienes, estés en conexión con lo que estés haciendo. Sí, se puede decir que estoy llegando en un estado meditativo haciendo simplemente este pranayama con regularidad. Con el tiempo, el cuerpo alcanzará este estado más rápido. Al principio puede ser un reto hacerlo durante tres minutos, porque es largo y la gente me suele decir que no encuentran el tiempo…” ¡Cómo somos!

Acudir a las personas adecuadas

Es fundamental que sepamos lo que estamos haciendo para no dañar otra parte de nuestro cuerpo, y por esta razón es primordial acudir a profesionales formados en ejercicio físico oncológico durante o tras un cáncer, al menos al principio, porque no todo vale y a pesar de que los médicos aconsejen movernos, hay que llamar a las puertas adecuadas.

Elmice Azzarello es profesora de diferentes tipos de yoga, meditación y ayurveda bajo el nombre de Manshant Kaur. Ha impartido clases de yoga oncológico en centros especializados como el MD Anderson Center en Madrid. Emy, como se la suele llamar, recuerda haber estado en contacto con el cáncer desde su infancia en Argentina porque su madre cuidaba de pacientes oncológicos. “La enfermedad llegó a mi vida de manera muy bonita porque mi mamá trabajaba en un hospital por la mañana y por las tardes iba al domicilio de pacientes para dar tratamientos y cuidados específicos. Para poder pasar tiempo con ella, la seguía y me quedaba haciendo mis deberes en el coche. A veces me bajaba porque nos invitaban a tomar una merienda. Ha sido una manera diferente de conocer esta enfermedad. Para mí era como un juego, iba a ayudar a mi madre, pero ella me decía que solo tenía que sonreír, nada más.” Esta situación, que podría parecer complicada para una niña desde fuera, fue para Emilce una suerte porque le ha enseñado de manera muy natural una situación real de la que nunca o poco se habla.

Callar el dolor

Hablar de temas como el cáncer de manera abierta permite a las personas que lo padecen quizá sentirse mejor en entornos que les inspiren seguridad. “Sostener esta situación de otra manera es muy bonito”, me cuenta Emy, a quien su mamá le enseñó a meditar a los ocho años. ¡Vaya suerte! Y ella repite la misma experiencia con sus hijos de 9 y 4 años. Cuidar de los demás siempre ha sido muy natural en su familia y seguramente es una de las razones que la han empujado a dedicar gran parte de su tiempo a pacientes oncológicos.

Abrir su mente para ayudar

Emy se ha formado al lado de profesoras especializadas en yoga oncológico. Además completa sus talleres con meditación con cuenco de cuarzo biaural, que permite a sus alumnos relajarse, liberar tensiones sin hacer ningún esfuerzo. Emilce ha impartido sus clases en centros privados como el MD Anderson, pero los centros públicos no quieren saber nada del tema. Hace falta todavía mucho trabajo para hacer comprender que el yoga y la meditación no son técnicas del demonio, sino una manera de ayudar a las personas que sufren a moverse y a relajarse gracias a técnicas milenarias. Si queremos humanizar la sanidad, empecemos a escuchar las necesidades de las personas, y no a interpretarlas desde la negación. Es solo mi opinión desde hace más de 10 años y, por desgracia, España es uno de los pocos países europeos que no lo entienden. En la actualidad, Emy ofrece talleres en su propia casa, en la que ha instalado un estudio de yoga, pero también en diferentes escuelas, porque cuando un paciente llega a un estudio, no se suele saber dónde ubicarlo porque sus necesidades son diferentes de las de los demás.

Hacer ejercicio

Como decía, los oncólogos cada vez más recomiendan a sus pacientes que se muevan. El entrenamiento de fuerza es un básico indispensable pero hay días en los cuales no podemos realizar un entrenamiento fuerte y las actividades cuerpo-mente vienen muy bien. Las investigaciones lo demuestran: disminuyen la fatiga, mejoran el sueño y hasta pueden prevenir la depresión. Pero es fundamental elegir bien. “Como el médico me aconseja practicar ejercicio, dejo al paciente en cualquier clase, y allí está el error”, afirma Emy. En el caso del yoga, no es lo mismo enseñar hatha yoga, por ejemplo, que enseñar yoga oncológico. “Los patrones son diferentes entre una clase y otra. Cuando entran a clase, les hago rellenar una ficha que me permite entender sus desequilibrios y necesidades. A partir de esta información, diseño mis clases en función de cada respuesta. Desde allí, imparto el yoga kundalini, que permite hacer un ejercicio cardiovascular además de mover el cuerpo a través de pranayama [respiraciones]. Trabajo con sillas, en el suelo, etc. No solo practicamos un yoga terapéutico, porque abro este espacio también al hatha yoga, a la meditación, etc.

Crear conciencia 

En clase puedo explicar la importancia del oxígeno que transmito a mi cuerpo y su papel en mis órganos, porque lo que movemos durante una clase es todo lo que compone nuestra constitución”, me explica Emilce. Qué importante es esto. Significa que el cardio no solo es sinónimo de maratón, runningspinning y otras actividades que pueden acabar con nosotros en el intento. No, se puede practicar un ejercicio cardio a base de respiración, como puede ser la respiración del fuego, por ejemplo. No necesitamos machacarnos para cumplir el requisito de práctica cardio que se nos aconseja. Emy tiene una manera muy especial de enseñar su especialidad porque toma el tiempo de escuchar a sus alumnos, de observarles y de acompañarlos. Obviamente estamos lejos de lo que podemos ver en muchos estudios de yoga porque la cantidad de alumnos presentes impide cualquier personalización de la enseñanza. Va a juego con este momento existencial que vivimos. Más vale el rendimiento que la escucha. Curiosamente, Emy hace un yoga personalizado al igual que los médicos que buscan tratamientos personalizados…

Cuencos

Emilce utiliza cuencos durante su práctica.

Intercambio

La persona diagnosticada tampoco debe temer explicar su situación cuando llega a un gimnasio, por ejemplo. Está claro que lo único que se quiere es volver a una vida normal, pero ¿está preparado el cuerpo? Quizá necesita más tiempo y ejercicios más específicos para volver a esta añorada normalidad. “Falta mucha comunicación para explicar en qué consiste el yoga y cómo se trabaja”, precisa Emy. “En cuanto a mis clases, según la patología de mis alumnos, hago variantes de un mismo ejercicio. Esto hace parte también de mi trabajo: dar a cada uno la oportunidad de realizar ejercicios según sus posibilidades para que nadie se pueda sentir apartado del grupo”. El grupo, otra vez esta palabra muy presente cuando se trata del cáncer. A pesar de que cada uno viva su enfermedad a su manera, hace parte y está sostenido por el grupo. “Por ejemplo, en un ejercicio de pranayama, voy a explicar cómo el aire influye en mí y cómo afecta a mi estado mental. Si estoy muy agobiado, respiro y contengo para no explotar como los niños. Pero si lleno mis pulmones al máximo, lo veo todo de manera muy diferente. Y solo he hecho una respiración. Si cada día voy haciendo este ejercicio, tomando tres respiraciones para empezar y seguir aumentándole, voy a cambiar el estado de mis órganos internos, el estado de mi mente, y me voy a encontrar más tranquila, más intuitiva porque voy a poder observar con más claridad lo que pasa desde mi mente. Son pequeñas cosas que hacen que se vaya modificando mi estilo de vida, y es lo que pretende el yoga.

Aprender y no depender: base del yoga oncológico 

La meditación permite integrar lo que has practicado durante el yoga si lo haces después de una clase. “En mis clases, siempre incluyo una parte meditativa, no hago solo trabajar el cuerpo. Cada mes, trabajamos un tema que va cambiando según las épocas del año. La parte de ejercicio físico va a estar relacionada con un órgano específico. Por ejemplo, en noviembre han sido pulmón y corazón. En la parte de meditación también voy a trabajar sobre ellos. Energéticamente, el pulmón tiene que ver con la tristeza. También trabajamos sobre nuestras intenciones. Puedo tener la intención de incluir hábitos saludables en mi vida, pero a lo mejor mi hábito mental no me deja.

Se puede practicar un ejercicio cardio a base de respiración como puede ser la respiración del fuego, por ejemplo.

Te voy a dar un ejemplo: si soy una persona muy nerviosa, depende de cómo me encuentre, porque mis estados mentales van a afectar mucho a mi vitalidad, y eso en otoño por ejemplo se suele notar bastante, se puede hacer este ejercicio (cf. final artículo) para tranquilizarme. Es muy importante que podamos descansar, y el insomnio es uno de los patrones que las personas en proceso oncológico padecen. Con este ejercicio, ayudo al descanso. Se puede hacer en cualquier momento del año o del día, siempre y cuando tengas el estómago vacío. Estas pequeñas informaciones son muy básicas en una clase de yoga y a menudo ni se las explica al alumno, pero me parece que es crucial entender lo que estamos haciendo. Lo enseño para que mi alumno aprenda y no dependa.

Avatar EmilceEmilce Azzarello, Manshant Kaur

Respirar para estar y sentir

La respiración es otro de los temas de los cuales pasamos por completo. Grave error, porque nos pueden cambiar la vida. “Estas respiraciones te van a llevar a un estado meditativo si lo haces repetidamente. No es una meditación en sí, pero te va a permitir calmar tus sentidos, que lleves tu mente al estado presente, bajes este ruido mental que tienes, estés en conexión con lo que estés haciendo. Sí, se puede decir que estoy llegando en un estado meditativo haciendo simplemente este pranayama con regularidad. Con el tiempo, el cuerpo alcanzará este estado más rápido. Al principio puede ser un reto hacerlo durante tres minutos, porque es largo y la gente me suele decir que no encuentran el tiempo…” ¡Cómo somos!

Meditación

Pasamos una media de ocho horas en redes sociales, pero a la hora de respirar, no encontramos tiempo. Emy me lo confirma: “La gente no encuentra tres minutos para sí misma; no se trata de una tarea, de un ejercicio con el que debes cumplir, sino que es un momento exclusivamente para ti que te va a permitir sentirte mejor”. ¿Dónde está nuestro sitio en nuestra vida? ¿Hace falta llegar a la enfermedad para comprender que nos tenemos que cuidar? “«Tu eres lo primero» es lo que me gusta recalcar en mis clases”, confiesa Emy.

El boca a boca

Las personas que llegan a las clases de Emilce la han conocido por recomendaciones. Estar al lado de pacientes oncológicos es el proyecto personal de Emy, y a través de su escucha y de sus clases les acompaña impartiendo clases para su bienestar. “Nunca voy a curar a un paciente, no soy médico, pero gracias a mi práctica les puedo ayudar a relajarse y a encontrarse mejor físicamente. Es lo que hicimos con las pacientes de la doctora Laura García Estevez en el MD Anderson Center a través del programa yoga y meditación. La gente estaba encantada. Lo tuve que dejar porque estaba a punto de dar a luz.”

Espacio de seguridad

No todos nos sentimos bien y a gusto en cualquier sitio. Cuando estamos pasando por un momento complicado como lo es padecer un cáncer, el entorno cuenta y sentirse comprendida ayuda a sentirse mejor. “Cuando las mujeres y hombres llegan a mis clases, lo primero que encuentran es un espacio en el que se ven tranquilos y seguros. Se sienten mimados, escuchados también, porque estoy muy pendiente de su estado y, según lo que percibo, puedo modificar la clase hasta en el último momento. No tiene nada que ver con una clase en un estudio o en un gimnasio. Mis clases son personalizadas.” Comunicación, intercambios, humanidad son la base principal de una clase de yoga oncológico. Emy no imparte de momento clases de yoga oncológico online porque para ella es primordial que su alumno (sea oncológico o no) haya tomado clases con ella previamente. No todo vale en este tipo de yoga, pero sí, ante todo, el bienestar del paciente.

Meditación Cuencos

Emilce y sus cuencos durante la relajación.

Pequeño ejercicio con grandes beneficios 

Cada noche antes de irte a dormir, te sientas con la columna recta en tu cama. Te tapas la fosa derecha y respiras durante tres minutos con la fosa nasal izquierda. Haciéndolo, mi fosa nasal izquierda, siendo como mi luna, me permite relajarme. Mi fosa nasal derecha es como mi sol, que me permite activar mi cuerpo, representa la energía, y podemos hacer el mismo ejercicio cambiando de fosa al despertar o más adelante en el lugar de trabajo para empezar el día con más vigor. Activarlo no significa que vamos a sentirnos más nerviosos, sino que nos sentiremos con más vitalidad.

Visita el artículo en Revista LVR

Meditación

Pasamos una media de ocho horas en redes sociales, pero a la hora de respirar, no encontramos tiempo. Emy me lo confirma: “La gente no encuentra tres minutos para sí misma; no se trata de una tarea, de un ejercicio con el que debes cumplir, sino que es un momento exclusivamente para ti que te va a permitir sentirte mejor”. ¿Dónde está nuestro sitio en nuestra vida? ¿Hace falta llegar a la enfermedad para comprender que nos tenemos que cuidar? “«Tu eres lo primero» es lo que me gusta recalcar en mis clases”, confiesa Emy.

El boca a boca

Las personas que llegan a las clases de Emilce la han conocido por recomendaciones. Estar al lado de pacientes oncológicos es el proyecto personal de Emy, y a través de su escucha y de sus clases les acompaña impartiendo clases para su bienestar. “Nunca voy a curar a un paciente, no soy médico, pero gracias a mi práctica les puedo ayudar a relajarse y a encontrarse mejor físicamente. Es lo que hicimos con las pacientes de la doctora Laura García Estevez en el MD Anderson Center a través del programa yoga y meditación. La gente estaba encantada. Lo tuve que dejar porque estaba a punto de dar a luz.”

Espacio de seguridad

No todos nos sentimos bien y a gusto en cualquier sitio. Cuando estamos pasando por un momento complicado como lo es padecer un cáncer, el entorno cuenta y sentirse comprendida ayuda a sentirse mejor. “Cuando las mujeres y hombres llegan a mis clases, lo primero que encuentran es un espacio en el que se ven tranquilos y seguros. Se sienten mimados, escuchados también, porque estoy muy pendiente de su estado y, según lo que percibo, puedo modificar la clase hasta en el último momento. No tiene nada que ver con una clase en un estudio o en un gimnasio. Mis clases son personalizadas.” Comunicación, intercambios, humanidad son la base principal de una clase de yoga oncológico. Emy no imparte de momento clases de yoga oncológico online porque para ella es primordial que su alumno (sea oncológico o no) haya tomado clases con ella previamente. No todo vale en este tipo de yoga, pero sí, ante todo, el bienestar del paciente.

Meditación Cuencos

Emilce y sus cuencos durante la relajación.

Pequeño ejercicio con grandes beneficios 

Cada noche antes de irte a dormir, te sientas con la columna recta en tu cama. Te tapas la fosa derecha y respiras durante tres minutos con la fosa nasal izquierda. Haciéndolo, mi fosa nasal izquierda, siendo como mi luna, me permite relajarme. Mi fosa nasal derecha es como mi sol, que me permite activar mi cuerpo, representa la energía, y podemos hacer el mismo ejercicio cambiando de fosa al despertar o más adelante en el lugar de trabajo para empezar el día con más vigor. Activarlo no significa que vamos a sentirnos más nerviosos, sino que nos sentiremos con más vitalidad.

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